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El dia

¿Dónde estabas

cuando el fin de los días
golpeaba furiosamente
las rejas de mi casa prisión?
¿Donde?

Fantasmas del pasado
y este futuro
se mezclan
y ya no pueden atravesar paredes
ya no pueden
dormir en los cuerpos,
¿dónde estas
cuando las cadenas
comienzan a caer
sobre las cabezas?

Horrores que solo he soñado,
dibujados frente a mí,
parecían de otro mundo,
utópicos,
y aquí, ahora,
llenan mis ojos,
devoran por completo el horizonte,
la locura es la realidad,
manos ocultas me desnudan y empujan
hacia la nada
hacia el abismo.

Triste pequeña persona,
cobarde,
escapando,
busco en el pasado
el momento en el que tu puñal
abre mi carne,
busco el momento exacto en el que tu
me enamoras con palabras y gestos.

Los susurros
eran alientos de muerte,
tu jamás morirías por mi
solo buscabas otra alma,
solo me desatarías en la locura
y tu diablo estaría satisfecho,
el está satisfecho.

El final,
tus manos,
la caída,
y en ella nada siento,
solo oigo tu risa,
y aun mientes,
abrazada a tu demonio,
mientes y ríes,
escuchas el único grito,
te olvidas luego,
del grito,
de la mentira,
de la muerte,
de mí.

E.I.

http://poesiasoscuras.blogspot.com.ar/

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Recuerdo fugaz de aquellas llamas que alguna vez me rescataron de un asolador invierno, cuando ya solo creía que la desolación y un frio vivir era todo lo que existía. Llamas que se han extinguido, olvide su lento proceso, el que yo había iniciado, mi mente vagaba por otros mundos, y mi cuerpo, casi sin vida, allí, entre brazos que iban escapándose sigilosamente. Encerrado, mis ojos no desean abrirse hoy, descansan en la obscuridad, tus brazos han escapado, el castigo es claro y el frio se cierne sobre mi otra vez. Una prisión, construida por mi egoísmo, una realidad que me aprisiona, un mundo en mi mente que me libera, abro un instante mis ojos, no ven nada más que espacios en blanco, que dañan, que muestran la irrefutable verdad, escucho a lo lejos una palabra, un puñal. Habitaciones vacías, sueños que se desvanecen en un interminable blanco, mientras me encuentro solo aquí, ya no hay fuego, me ahogo en un f
  Como ha de ser posible que la cumbre del dolor no sea física, la carne se desvanece en el abre y cierra de una estrella moribunda.   Si recorres este tramo final junto a mí, podría decirte, pequeña noche, que te extraño, pero no he sido tocado por ese tipo de sentimiento o sensación, lo que siento es dolor, en otra dimensión de este cuerpo, de esta cabeza que dirige.   Atrás quedaron los días en que mi cuerpo vencía furiosos ríos, caídas en rocosas montañas, atrás quedaron, porque me los has robado, solo me queda la ceniza de algo, y la nada, soy tan ignorante que no me queda nada.   Te rodeo para ver lo pálido de tus ojos sin vida, descubro, que tienes dos espaldas para darme, el sabor amargo no se va, todo es normal, normal, estos Domingos de caída infinita, vacíos que jamás serán llenados.   Escapar no es una opción, dormir, quizá, solo si marcas una cruz en mi frente, solo si incendias el lecho, solo si el viento sopla,

Reloj

La velocidad del tiempo, ese tiempo, la velocidad de su “no” vida, su “no” muerte, su fugaz paso, tantos rostros, tantas manos, las palabras se amontonan, las hojas, en brillante blanco se visten, los ojos enrojecen, la debilidad lo asquea, lo precario de los cuerpos, lo aflige.   Sabe que esto, es la mejor y más cruel broma de todos los tiempos, desafiando a quien reirá al final, desencajada carcajada, mientras mira al cielo.   Ya no ríe, solo se mueve, no fue niño, pues no hay pasado, no fue viejo, pues destrozo su futuro. Y hoy está aquí, como la lluvia, va, viene, amado, odiado, ignorado, el tiempo lo borrara por completo él lo sabía, y, aún así, ríe. http://poesiasoscuras.blogspot.com/ E.I.