Relato 1.11.15-1707 (parte 1 de ?)

Relato 1.11.15-1707

La mañana salía  de su largo letargo, las gotas de rocío reflejaban los primeros rayos de sol, los murmullos del amanecer comienzan a inundar la ciudad, cada calle, cada casa, mis oídos.

Entre maldiciones arranco mi cuerpo del embriagador sueño, recupero la postura, y solo, mirando fijamente a nada en absoluto, comienzo el ritual del despertar.
Buscar por todos lados la misma ropa de anoche, la que acomodada prolijamente deje a los pies de la cama y que hoy, parecería que hubieran tenido más vida que este que las usa.
No puedo encontrar nada en su lugar, desparramada por lugares que aun no entiendo, en esta lógica del recién despertado, como han hecho para llegar allí.
Habiendo armado el rompecabezas textil, me dedico al aseo personal. Alguien está parado del otro lado del lavatorio!!, la sensación de ahogo dura menos que un segundo, era yo, reflejado en el viejo y sucio espejo. Maldita herramienta del tiempo, no te alcanzo con los relojes, no, tenías que tener algo más, ¡espejos!.

Sin ninguna gana, dejo que el agua fría vaya tajeando mi cuerpo, es la única forma de alejar los brazos del sueño, que aún siguen ahí, si bien me muevo, intento pensar, aún estoy dormido.
En ocasiones, cuando me salto esa ducha tajante, puedo estar el resto del día dormido, y caminar errante entre todos estos robots, apurados por nada, enojados con todo, llegando siempre tarde a donde nadie siquiera los espera, y cuando allí llegan, son ignorados, ni siquiera odiados u ignorados.

Los eventos se suceden, yo no, yo estoy quieto, durmiendo, viajando en este cuerpo, que es mío, pero resulta ajeno. Soy el pasajero. Y puedo pensar, y puedo crear otros mundos, y ser a veces, y solo a veces, el que quisiera.

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La carrera continua, tapada la pornográfica piel, engañado al estómago con un café horrible (siempre se me hierve esta porquería), y habiendo tirado a la fosa alguna que otra tostada (también quemadas). Voy creando el pasado, y dejando atrás la hilera de mis otros yos, los dejo aquí, esperando a mi regreso, o no, quien sabe, yo no sé nada. Solo que, al abrir esta puerta, se presenta el mundo, mal educado, terminando de despertarme con su cachetazo certero, y también sé que detrás, dejo todo, y nada a la vez.
Dejo algo vacío, y mis yos, anda a saber que harán. ¿Serán ellos los que me hierven el café?, ¿los que desparraman mi ropa?
Bueno, ya está, no uso reloj, un peso menos, me guio por la Sra. del frente, siempre a la misma hora, el mismo vestido, la misma pesadez para barrer esa vereda que en otoño esta siempre sucia, o para decirlo más poéticamente, “vestida de lágrimas otoñales”.
Es inútil, no se me pega lo de poeta, pensando eso, me sumerjo en esta vorágine y me dejo llevar.

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¿Qué harán mis yos?, hoy desearía haber salteado la ducha. Hoy desearía caminar dormido, y vivir en mi otro mundo, el que me gusta.
Este tipo de reproches o decisiones mal tomadas, me llegan cada vez que arrastran estas olas de gente, autos, mugre, todo junto.
Estrechando manos que no quiero estrechar, saludando a quienes me gustaría dejarles una flor seca sobre sus tumbas, riendo con quienes no comparto siquiera el aire que respiro, pero siempre hay algo, sé que en algún momento cruzara por aquí, no me conoce (¿o sí?), disimula bien si mi conoce, sé que habrá un “hola, buen día”, que me levantara esta mañana insoportable, esta mañana plagada de estos seres de fábula que jamás existirán, vendrían a ser, el entorno de este paisaje que me toca, si esta vida fuera un cuadro y yo, el protagonista. De seguro sería un cuadro muy barato.


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Fondo, música, de mi pecho brota la lagrima, de mi pecho brota la pena, mi ojo tirita, mi labio tiembla, mis ojos entrecerrados van dejando escapar la pena del cuerpo, de la mente, locura si desea verse lógicamente, una maravilla para mí, si solo se deja suceder, que fluya, ir saltando por el jardín espinoso, música de fondo, música que acompaña las palabras que tocan esa fibra que nos estremece.
Música de fondo, y la voz, tranquila, triste, una voz que se parece a la de una persona, la que me gustaría todo el tiempo, ser.
Y me arrastro por las calles, entre los que irónicamente preguntan que tan bien me encuentro. Que tan bien me va.
No importa, música de fondo, y el parpado, velozmente, tirita, vida propia.
Música de fondo, voz triste, a veces la libertad que creo tener, se encuentra encerrada en estas paredes, en este mar de gente, ¿soy como ellos?, ¡¡Dios!! no, quiero ser otro, diferente, peor, mejor, no me importa, solo no quiero ser como esta masa que ahoga.
Música de fondo, y la voz. Me voy despertando, tuve un pequeño tiempo fuera, me sucede frecuentemente, de repente…desaparezco, dejo mi cuerpo y escapo, y allí saboreo la libertad, pierdo las cadenas de una religión que no entiendo, las de la sociedad que aborrezco, y vuelo, las violetas, los árboles, lo incierto, el desierto, y me veo marchar, día a día, noche a noche, al lado del rio, las cosas son más simples, y es allí donde quiero estar.
Música de fondo, y la voz se desvanece, y vuelve la cegadora luz, y yo despierto de este, llamémoslo, “momentum”.
Despierto.
No hay música, no hay voz.
Hay…esto que veo.

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Lo que paso antes, esta entre paréntesis, o sea, que puede ser omitido, o es alguna otra cosa que no mantiene relación con lo narrado anteriormente y lo que será narrado a continuación

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Fin Parte 1
E.I



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