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¿Necesitas verme enterrado
para entender que no soporto
el inevitable comienzo
día a día?
¿Es que debe ser mi reflejo
el mismo que el tuyo?
¿Es que debo ser tu muñeco
y absorber tus palabras
y las de este entorno que me ahoga?
Es que para despertar
debo beber de las pociones
que los Poetas Malditos
debieron beber
para luego morir
reposados en sus excrementos
y adornados por la locura
¿En dónde falla mi palabra?
¿En dónde existo
y en donde no?,
pues yo, aun no lo he descifrado.
El día existe,
yo no existo en él,
mi estómago se abre,
mi carne se abre
mis entrañas caen,
piso una tierra que me sostiene,
y allí cae todo mi cuerpo
Ahogado por tardes agobiantes
ensordecido por voces que pasan,
aun así,
me muestras en tu calle
sentado
ahogado
con mi boca abierta,
dejando asomar
los cristales de mi saliva.
Esperando por nada,
por todo,
por lo que ha pasado,
y ahora me lamento,
me he quedado quieto,
y el tiempo,
chiquilín endemoniado,
me ha azotado.
Ahora solo veo el reflejo de las luces,
ya no soy luz,
no descargue la furia
escogí la puerta equivocada
no veré a mi otro yo (¿el verdadero?),
solo veré las inmensas y obscuras fauces
de quien se quedara con mi cabeza
mi alma
y esos deseos que aun,
aun…,
lo son.
E.I.
poesiasoscuras.blogspot.com.ar
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