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¿Necesitas verme enterrado
para entender que no soporto
el inevitable comienzo
día a día?

¿Es que debe ser mi reflejo
el mismo que el tuyo?
¿Es que debo ser tu muñeco
y absorber tus palabras
y las de este entorno que me ahoga?

Es que para despertar
debo beber de las pociones
que los Poetas Malditos
debieron beber
para luego morir
reposados en sus excrementos
y adornados por la locura

¿En dónde falla mi palabra?
¿En dónde existo
y en donde no?,
pues yo, aun no lo he descifrado.

El día existe,
yo no existo en él,
mi estómago se abre,
mi carne se abre
mis entrañas caen,
piso una tierra que me sostiene,
y allí cae todo mi cuerpo

Ahogado por tardes agobiantes
ensordecido por voces que pasan,
aun así,
me muestras en tu calle
sentado
ahogado
con mi boca abierta,
dejando asomar
los cristales de mi saliva.

Esperando por nada,
por todo,
por lo que ha pasado,
y ahora me lamento,
me he quedado quieto,
y el tiempo,
chiquilín endemoniado,
me ha azotado.

Ahora solo veo el reflejo de las luces,
ya no soy luz,
no descargue la furia
escogí la puerta equivocada
no veré a mi otro yo (¿el verdadero?),
solo veré las inmensas y obscuras fauces
de quien se quedara con mi cabeza
mi alma
y esos deseos que aun,
aun…,
lo son.

E.I.

poesiasoscuras.blogspot.com.ar

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Reloj

La velocidad del tiempo, ese tiempo, la velocidad de su “no” vida, su “no” muerte, su fugaz paso, tantos rostros, tantas manos, las palabras se amontonan, las hojas, en brillante blanco se visten, los ojos enrojecen, la debilidad lo asquea, lo precario de los cuerpos, lo aflige.   Sabe que esto, es la mejor y más cruel broma de todos los tiempos, desafiando a quien reirá al final, desencajada carcajada, mientras mira al cielo.   Ya no ríe, solo se mueve, no fue niño, pues no hay pasado, no fue viejo, pues destrozo su futuro. Y hoy está aquí, como la lluvia, va, viene, amado, odiado, ignorado, el tiempo lo borrara por completo él lo sabía, y, aún así, ríe. http://poesiasoscuras.blogspot.com/ E.I.
  Como ha de ser posible que la cumbre del dolor no sea física, la carne se desvanece en el abre y cierra de una estrella moribunda.   Si recorres este tramo final junto a mí, podría decirte, pequeña noche, que te extraño, pero no he sido tocado por ese tipo de sentimiento o sensación, lo que siento es dolor, en otra dimensión de este cuerpo, de esta cabeza que dirige.   Atrás quedaron los días en que mi cuerpo vencía furiosos ríos, caídas en rocosas montañas, atrás quedaron, porque me los has robado, solo me queda la ceniza de algo, y la nada, soy tan ignorante que no me queda nada.   Te rodeo para ver lo pálido de tus ojos sin vida, descubro, que tienes dos espaldas para darme, el sabor amargo no se va, todo es normal, normal, estos Domingos de caída infinita, vacíos que jamás serán llenados.   Escapar no es una opción, dormir, quizá, solo si marcas una cruz en mi frente, solo si incendias el lecho, solo si el viento sopla,